En Guláns - Ponteareas, se encuentra una de esas propiedades que sorprenden nada más llegar. Situada en un alto, esta casita disfruta de unas vistas absolutamente increíbles: un valle abierto, montañas al fondo y una sensación de amplitud que convierte toda la finca en un auténtico balcón privado. Es uno de esos lugares donde te detienes un segundo y piensas: “Aquí sí que se respira tranquilidad”. Una finca mágica de 1.026 m², con un agradable jardín en la parte delantera y distintas balconadas en la parte trasera, que permiten aprovechar la pendiente del terreno para crear zonas de descanso, cultivo, ocio o simplemente para sentarte a contemplar el paisaje.

La casa es tan especial como su ubicación. Está dividida en dos mitades, lo que la hace diferente y llena de posibilidades. Una de esas mitades fue rehabilitada hace unos años y se encuentra prácticamente lista para entrar a vivir, con una habitación amplia que incluye vestidor, un baño y una cocina completamente operativa. Solo necesitaría pequeños retoques para ponerla al día y adaptarla al gusto de quien llegue. La otra mitad, en cambio, se mantiene en bruto, con la piedra a la vista y sin reforma finalizada. Eso abre un abanico enorme de opciones para quien quiera diseñar su propio espacio, ampliar la vivienda o crear ambientes únicos a partir de su estructura original. Lo importante es que el tejado está en buen estado, así como las vigas, por lo que no hay que afrontar obras en cubierta.

A todo esto se suma un garaje independiente, perfecto para el coche, herramientas o almacenamiento adicional; un patio muy agradable y una preciosa mesa de piedra bajo parras, uno de esos rincones que invitan a desayunar mirando el valle, a comer al aire libre o a pasar una tarde tranquila simplemente disfrutando del silencio y las vistas.

El precio es realmente atractivo si se tiene en cuenta todo lo que ofrece: ubicación espectacular, vistas únicas, una parte de la casa ya habitable, otra lista para darle forma según tus ideas y una finca que es, literalmente, un mirador natural. Es el tipo de propiedad que enamora por su encanto, su potencial y por esa sensación de paz que transmite desde el primer minuto. Un lugar para vivir, para crear, para desconectar… y para no querer irse jamás.

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